La pintura más grande de todo el convento Franciscano de Quito. Ubicada en el mismo lugar donde se cree fue pintado, en una de las paredes de la escalera renacentista que sube hacia el coro de la Iglesia.
Esta obra es la representación del origen y crecimiento de toda la Orden fundada por San Francisco, adviértase en el cuadro, desde la base, la Orden de Frailes Menores conformada por los penitentes de Asís, y hacia arriba, cientos de rostros que se mezclan conformando las otras dos órdenes como las Clarisas y Terciarios.
Se distinguen algunos santos como San Antonio y Santa Clara, así como rostros de cardenales y papas. En la cúspide aparece la Virgen Inmaculada, patrona de la Orden, en disposición vigilante y serena.