La Capilla de Villacís, al interior de la Iglesia de San Francisco de Quito, es una joya de la arquitectura barroca quiteña del s. XVII, que brilla, no solo por su estructura artística, si no también, por el propósito evidente de su autor, el Comisario Francisco de Villacís, de quererse perpetuar en el tiempo con la construcción de esta Capilla y bóveda mortuoria para él y sus herederos.
Aunque era criollo, el Capitán Villacis, fue de descendencia española. Nació hacia el año 1600 en Quito, lugar que vivió hasta su muerte, acaecida en 1679. Ostentó algunos cargos tales como: capitán, comisario, corregidor y alguacil mayor de Quito, además, miembro de la Orden de Santiago, título español de gran prestigio en la época.
Este personaje representa el prototipo de la alta aristocracia quiteña de la época del s.XVII, que una vez consolidada su posición social y fortuna, decide fundar y dotar una capilla y enterramiento familiar en el Convento Franciscano. Este proyecto empezó su realización en el año de 1650 y culminado el 17 de abril de 1660.
Villacís consiguió de los franciscanos, la concesión de un espacio junto a la sacristía y altar mayor de la iglesia. allí mandó a construir un enterramiento familiar siguiendo las pautas de sus parientes sevillanos, como es el ejemplo de una cripta en la iglesia de San Andrés de Sevilla. El arquitecto de la capilla quiteña, fue el religioso franciscano Fray Antonio Rodríguez.
El espacio que ocupa la Capilla, se trata de una planta ligeramente rectangular rematado con un cúpula con linterna y ventanas circulares. Consta de tres puertas, dos situadas a los pies, de las cuales una sirve de comunicación al templo mientras que la otra comunica directamente con el claustro principal del convento, la tercera puerta tiene acceso a la sacristía. El retablo que preside la Capilla se considera una interesante obra de “retablística” quiteña del siglo XVII. Junto al altar, situada en el lado de la epístola, se halla una hornacina cuyo interior se encuentra una escultura en tamaño natural de madera policromada que representa el retrato del fundador de esta capilla, el Comisario Francisco Villacís, en postura orante y de rodillas, mirando hacia el altar. Constituye esta imagen, una de las escasas muestras de retratística escultórica quiteña. El hecho de querer perpetuar su nombre y el de su familia fue el motivo fundamental del encargo de este retrato. Destaca también sobre dicha hornacina, en bajo relieve el escudo de la familia Villacís.
Adornan la Capilla algunos lienzos de distintos tamaños, con temas de la vida de Jesucristo, cuadros que debieron haber sido colocados posteriormente, ya que están datados del siglo XVIII.
Finalmente, otro de los detalles a destacarse, es la puerta de piedra que lleva a la cripta. Talla de bajo relieve presenta símbolos franciscanos, la cruz sobre una calavera, y cordón franciscano. Tiene una inscripción en latín que dice: “Beati mortui qui in un morintu”