Tercer mandamiento: “Santificar las Fiestas”, en su precepto original contenido en la Biblia “Recuerda el día del sábado para Santificarlo” y tiene relación con “El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor” (Ex.31,15). En la doctrina cristiana, el sábado, es sustituido por el domingo que recuerda la nueva creación, inaugurado por la resurrección de Cristo el octavo día, que es el llamado día del Señor, o Domingo. Este mandamiento, por tanto, obliga al cristiano a participar en la misa los días Domingos y en otras fiestas de precepto.
Segunda petición del Padre Nuestro: “venga a nosotros tu Reino”. El reino de Dios está ante nosotros, se anuncia a través del evangelio, llega en la muerte y resurrección de Cristo. El reino de Dios viene en la última cena, y por la Eucaristía celebrada en la misa, está entre nosotros. Pero para recibir a Dios mediante la Eucaristía, previamente debemos tener el Sacramento de la Confirmación.
Sacramento: “Confirmación”, perfecciona la gracia Bautismal, aquel que da el Espíritu Santo. La celebración de la confirmación se reserva ordinariamente al obispo y consiste en la unción del Santo Crisma en la frente del bautizado, con imposición de la mano del ministro y las palabras “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”
Virtud Teologal: la “Esperanza” (Spes). La esperanza es el anhelo de felicidad y de vida eterna puesto por Dios en el corazón de todo hombre que confía en las promesas de Cristo y se apoya en la gracia del Espíritu Santo.
Don del Espíritu Santo: “Inteligencia”, (Intellectus), nos permite “Conocerle a Cristo, el poder de su muerte y resurrección para ser semejantes a él. (Flp. 3,8-11).
Pecado: “Avaricia” (Avaritia). Si vencemos al pecado de la avaricia seremos capaces de aceptar perder todas las cosas y a través de ello llegaremos al conocimiento de Cristo.
Obra de misericordia: “Dar posada al peregrino”. Nos dice Jesús que será tomada en cuenta el día del Juicio “Era peregrino y me hospedasteis” (Mt.25, 35-46). La casa o morada nuestra, ofrecida al peregrino le protege y le ampara de cualquier peligro.