Esta pintura pertenece a la serie de lienzos de la Vida de San Francisco, serie que es la más grande, en número, que conserva el Convento Franciscano en Quito.
El cuadro narra el instante en el que el Santo recibe el milagro de la estigmatización en su cuerpo, hecho que es descrito en la Vita prima S. Francisci (1228/1229) de Tomás de Celano, en la que San Francisco recibe, de un ángel seráfico, las mismas heridas que recibió Cristo en la cruz, hecho acontecido en el Monte Alverna en 1224 durante la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz. A su lado, un ángel le sostiene para evitar que su cuerpo en éxtasis se desplome, lo acompaña también, Fray León sorprendido y asustado, testigo ocular del milagro.
Esta obra, así como las demás de la serie, fueron trabajadas por maestros anónimos. Se conjetura hasta la actualidad, su procedencia, hay quienes sostienen que los lienzos de esta serie fueron realizados por pinceles quiteños, españoles e italianos.